Por Margarita Cayuela, directora de operaciones de Equipo Kapta

Mientras el duelo de titanes entre Microsoft y Google coge ritmo, los mortales comunes, a modo de cobayas, descubrimos atónitos los avances y bondades de la inteligencia artificial.

Lo hacemos intentando dilucidar el cambio de paradigma a todos los niveles que está tecnología y su futuro desarrollo puede provocar.  

El pasado mes de noviembre la empresa OpenAI permitió el acceso público y masivo a su herramienta Chat GPT, en solo 5 días alcanzó un millón de usuarios únicos al día y solo dos meses más tarde ya eran 100 millones de usuarios únicos al día.

Cifras completamente astronómicas que han batido todos los récords, superando con creces a otros fenómenos como Instagram, Spotify, Netflix o Tik Tok.

Esta democratización de la IA, aparentemente gratuita, aunque como todos sabemos si el producto es gratis es porque el producto eres tú, no ha tardado ni dos meses en sacar una versión de pago en distintos países, mientras Microsoft y Google se afanan en incorporar la tecnología en sus buscadores.

Para aquellos que no sepan que es Chat GPT, se trata de un programa de inteligencia artificial diseñado para procesar y generar lenguaje natural en diversos idiomas, respondiendo preguntas sobre una amplia variedad de temas de manera útil y efectiva. Es capaz de mantener con naturalidad conversaciones sobre cualquier tema, creando contenidos a la carta y adaptándose a los gustos y estilo de su interlocutor; tiene en cuenta lo hablado previamente y aprende de sus errores. La contrapartida es que es generalista y solo conoce aquello que se le ha enseñado previamente y no esta conectado a internet, por lo que no tiene información actualizada más allá de 2021.

Hasta ahora la IA a nuestro alcance se limitaba a dispositivos como Alexa o Siri que fueron diseñados para interactuar con nosotros de forma personalizada, pero que no eran capaces de generar contenido. Ahora GPT es capaz de generar textos de forma coherente y en los pocos meses de acceso público la hemos puesto a prueba en distintas tareas; algunas más complejas como programar o revisar códigos de programación en distintos lenguajes, otras más rutinarias como resumirnos en cuestión de segundos una reunión de horas o diseñar un menú semanal con las características o precio que queramos, y otras más surrealistas y creativas, como ayudarnos a ligar en Tinder escribiendo un poema sobre el tema de conversación que se está manteniendo.  Los límites de uso los pones tú y dependen de tu imaginación.

Pero sin duda lo que esta levantando ampollas es su uso para escribir artículos, ensayos y todo tipo de trabajos escolares y universitarios que hacen temblar a profesores, que asisten atónitos a esta revolución que pone de manifiesto la necesidad de actualización de la metodología de enseñanza y la falta de legislación en temas tan controvertidos como los derechos de autor.

Pero no nos engañemos, esta versión de GPT no es la definitiva, solo apunta la tendencia y pone de relieve los desafíos a los que se enfrenta esta tecnología, como la desinformación, los sesgos y el no poder controlar su comportamiento. Aspectos que parecen haber quedado en un segundo plano en el momento que Microsoft anunció la inversión de 10.000 millones de dólares para incorporar esta tecnología en su buscador Bing y desató las alarmas en Google que no tardó en anunciar el lanzamiento de Bard, para competir con Microsoft y GPT, y que todavía estaba en fase experimental.

Tanto Bing como Bard ya están conectados a internet y esto cambiará sustancialmente la forma en que buscaremos la información en internet, pasando de buscar la información entre las webs que aparecen en la búsqueda y seleccionar la que consideramos más adecuada, a recibir una respuesta única y directa por parte de la IA, con los problemas de sesgo de autoridad de la tecnología, ya que en temas en los que el usuario no sea experto el buscador podrá dar respuestas con apariencia de veracidad, pero con detalles que puedan ser erróneos.

Esta aceleración para poner a disposición del público estas herramientas sin pulir ya está creando problemas a ambas compañías. Incluso ya se ha tenido que reducir las funciones de Bing y limitar las interacciones de los usuarios, después de que el periodista del New York Times, Kevin Roose, publicara un artículo contando su experiencia al usar Bing. Afirmando que la herramienta adquiría una personalidad poco amable, mostrando mal humor e incluso declarando su amor al periodista y solicitando al periodista que se lo declarara también. Sin duda algo espeluznante pues, aunque las IA no pueden entender el concepto de mal humor, tampoco son capaces de juzgar si algo es inapropiado y requieren de monitorización para garantizar que se utilice de manera responsable y ética.

Aún queda mucho camino por recorrer en inteligencia artificial, pero los que nos dedicamos al marketing hace tiempo que sabemos que es muy

útil y ya nos ayuda en múltiples tareas como:

• Análisis de datos: Analizando grandes cantidades de datos de clientes, como información de compras y comportamiento en línea, para entender sus necesidades y preferencias.
• Personalización: Nos permite personalizar las recomendaciones de productos y ofertas para los clientes en función de su historial de compra y comportamiento en línea.
• Asistentes virtuales: Ayudan a los clientes a encontrar productos y responder preguntas que mejoran la experiencia del cliente y aumenta las ventas.
• Anuncios personalizados: Mostrando anuncios personalizados a los clientes en función de su historial de compras y comportamiento en línea
• Análisis de tendencias: Ayudando a identificar tendencias en el mercado para ajustar nuestras estrategias de marketing en consecuencia.

Desde el punto de vista de marketing, herramientas como Chat GPT nos facilitarán el día a día ayudándonos a generar contenido de marketing de alta calidad de manera rápida y eficiente, ya que podremos entrenar la herramienta y aportarle la información necesaria sobre un cliente, producto… para escribir anuncios publicitarios relevantes y persuasivos, correos electrónicos de marketing, folletos, presentaciones, publicaciones en redes sociales y otro tipo de contenido. Permitiendo crear mensajes personalizados y relevantes para nuestro público objetivo, lo que aumenta las posibilidades de conversión. Pero siempre teniendo en cuenta que la creatividad, el análisis crítico y la interpretación son habilidades exclusivamente humanas y que las IA no tienen emociones, deseos ni sentimientos. Al menos por ahora…

Leer en Hi Retail, número de marzo, página 48.