Los indicadores dan muestras de cansancio, cuando no de abatimiento y los inversores prefieren ser volátiles como el viento antes que ver esfumadas sus ganancias.
No es solo un indicador o un grupo más o menos importanrte, si la mayoría de índices muestra debilidad o hastío es que el ciclo está a punto de cambiar o, lo que es peor, que ya ha cambiado. La bolsa y los mercados son sensibles al miedo con una facilidad innata. Los defensores de la recuperación fuerte tras la crisis económica subsiguiente a la pandemia creen que no es el momento para las dudas, pero la realidad es tozuda.
Cuando muchos los indicadores ofrecen señales negativas, hay que echarse a temblar
Hay indicadores técnicos en torno a los picos del mercado, por encima de los niveles vistos durante la burbuja de las puntocom. Las alarmas se encienden en una escala logarítmica más allá de lo que se pueda observar. El récord anterior fue el 27 de marzo del 2000, el día después de que la burbuja tecnológica alcanzara su punto máximo. Por ejemplo el S&P500 se sitúa en máximos, pero menos de las 3 cuartas partes de las acciones están por encima de su valor real.
Hay que pensar en la tendencia alcista de la inflación, el aumento de las tasas, las valoraciones, la participación menguante y el liderazgo divergente.