Innovar para ser competitivos

La clave de bóveda para el éxito

Innovar para ser competitivos

Por Jack Miur.

Hace justo una semana hablamos de la necesidad de tener equilibrio para el avance global.

Así, es un hecho que la inversión en actividades de Investigación y la inversión en actividades de Desarrollo, es decir, la inversión en I+D, sólo es útil cuando da lugar a innovaciones en las empresas, pues es sólo en la fase de la innovación donde se producen aumentos de Valores Añadidos, que son los integrantes de la Renta Nacional.

Ese mismo razonamiento explica que las inversiones en I+D, cuando están orientadas a mejorar procesos o productos previamente definidos, son habitualmente rentables, tanto si son realizadas por el sector público como por el sector privado; mientras que “investigar por investigar” sin que la investigación haya nacido orientada a mejorar un proceso o producto concreto, conduce generalmente a gastos inútiles para la mejora del bienestar

El camino que nos queda por recorrer es importante. Por un lado, España debe asumir el objetivo marcado por la Unión Europea en esta materia, consistente en que dos tercios del gasto en I+D sea aportado por las empresas y el tercio restante por la Administración. Por otro lado, la UE anima a los Estados miembros a que en el año 2020, lleguen a invertir un 3% de su PIB en I+D, siendo un 1% de financiación pública y un 2% de inversión del sector privado.

Con estas medidas, se crearían en torno a 3,7 millones de nuevos puestos de trabajo y se aumentaría el PIB anual de la Unión Europea en cerca de 800.000 millones de euros, según datos estimados por la propia Unión Europea.

Estos objetivos supondrían para España un crecimiento añadido del 13,5% en el periodo 2013-2020. Y el esfuerzo a realizar correspondería esencialmente al sector privado pues, mientras el gasto público en I+D deberá alcanzar un crecimiento medio anual acumulativo del 8,15%, la inversión privada deberá multiplicarse por algo más de tres veces, con un crecimiento acumulativo medio anual del 17,1% en el periodo.

Innovación, mucho más que una moda

Sin lugar a dudas, la innovación no es sólo una palabra de moda, sino que es el único camino, el obligado, para el incremento del bienestar y de la productividad. España no debe competir con bajos salarios en industrias tradicionales, poco intensivas en tecnología y muy intensivas en mano de obra. La innovación es la única manera para abrirse camino en los sectores avanzados tecnológicamente, intensivos en conocimiento y generadores de elevado valor añadido, en los que España debe competir para mejorar su nivel de bienestar.

Para impulsar la inversión empresarial en innovación, hay una serie de medidas necesarias, que incluyen:

  • un sistema fiscal favorecedor de la innovación,
  • una regulación del mercado laboral flexible, que no desincentive la mejora de la productividad en nuevos proyectos empresariales,
  • el desarrollo para los proyectos innovadores de sistemas de financiación alternativos a la tradicional financiación bancaria,
  • y una administración pública eficaz, que no imponga trabas innecesarias al desarrollo empresarial,

En otros aspectos, también es fundamental, en materia de innovación, la dimensión de las empresas.

Es una realidad que las empresas españolas de gran tamaño realizan generalmente importantes actuaciones en el ámbito de la innovación. Pero es igualmente necesario que las pequeñas y medianas empresas emprendan también iniciativas en el campo de la innovación, para que puedan alcanzar mayores cotas de productividad.

En este ámbito hay que tener presente que, aunque su tamaño ha crecido algo, la empresa española se sigue caracterizando por una reducida dimensión en comparación con los países de nuestro entorno.

El número de empresas de España ha pasado de 3,42 millones en 2008 a 3,11 millones en 2014, según el Directorio Central de Empresas (DIRCE). Pues bien, de ese total de 3,11 millones de empresas españolas,

  • más de la mitad (53,6%), exactamente 1,67 millones de empresas, no empleaban asalariado alguno;
  • el 29,5% de nuestras empresas, otras 921.000, tenían entre uno y dos trabajadores;
  • el 9,1% de nuestras empresas, es decir, 284.612, tenían entre tres y cinco asalariados;
  • el 3,6% de las empresas españolas, es decir, 110.819, contaban entre 6 y 9 trabajadores;
  • el 2,3% de las empresas de nuestro país, es decir, 70.226, tenían entre 10 y 19 empleados;
  • mientras que sólo 60.170 empresas (el 1,9% del total) tenían 20 o más asalariados.

En España, así, en 2014, el número medio de trabajadores por empresa ha sido de 4,7; mientras que en el Reino Unido y en Alemania esa media se ha situado en 11,0 y 11,7 empleados por empresa, según los datos de Eurostat.

Por ello, para generar un mayor nivel de innovación necesitamos también que en España se produzca un movimiento generalizado de concentración empresarial, mediante fusiones y adquisiciones, especialmente, en nuestras pequeñas y medianas empresas.

La importancia de la  I+D+i

La innovación es un eje fundamental de cualquier estrategia para aplicar políticas de avance tecnológico e innovación, desarrollando siempre tecnologías, sa ser posible, sin adquirir patentes o aplicaciones tecnológicas y sí, en cambio, obteniendo ingresos con cierta regularida, si ello es posible, por ventas de algunas de sus tecnologías.

Y eso se traduce en que en las empresas se trabaja con el elemento sustancia, esto es, la competencia o, mejor dicho, la competitividad basada en las actividades de Investigación, Desarrollo e Innovación.

 

 

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