Por Mar Vieiro, directora de Ventas Sur de Europa y Latinoamérica para Openbravo.

En primer lugar debemos conocer perfectamente al comprador y basándonos en los valores de la marca, adaptado a cada formato y tamaño de tienda, ofrecer experiencias inmersivas que generen interés de compra en cada uno de los puntos de contacto.

Experiencias basadas en la interacción, como Toys R Us Iberia y su lema “prohibido no tocar” en su nuevo concepto de tienda. Experiencias también más digitales con tecnologías para navegar el surtido o realizar pedidos, autopago o probadores interactivos.

Las tiendas deben ser espacios dinámicos, que puedan ser rediseñados de forma rápida cada cierto tiempo. Un gran ejemplo es el de la cadena de juguetes Camp, en Estados Unidos. Con zonas para actividades como eventos, o tomar un café, para experiencias más ricas que fomentan el desarrollo de una comunidad a su alrededor.

Para cumplir su rol de centros de preparación y entrega de pedidos, deben también contar con zonas dedicadas para ello que no impacten a la imagen de marca, con entregas manuales o automatizadas.
Algunos de estos conceptos podemos verlos ya hoy en en tiendas como la recientemente inaugurada de Zara en Madrid o WOW.

La clave para el equilibrio está en su perfecta integración en el espacio físico. La tecnología no debe percibirse como intrusiva. Debe reforzar la imagen de marca y habilitar nuevas experiencias, comerciales y lúdicas, o de servicios. Algunos expertos predicen hoy que en el futuro los minoristas más exitosos contratarán a especialistas en diseño de videojuegos y computación espacial para diseñar sus tiendas.

Leer en Hi Retail, número de mayo, página 30.