La gran crisis de los suministros centra la atención mundial.

Para algunos es el anticipo de una oleada de conflictos legales y de pleitos internacionales, ya que el incumplimiento abre la puerta al litigio, aunque, por el momento, se duda, sobre si atribuir los problemas a una cuestión de fuerza mayor o reclamar directamente por daños y perjuicios.

La realidad es que ni los economistas ni os institutos de análisis, ni los bancos centrales habían previsto un tirón tan fuerte de la demanda de consumo en todo el mundo. Ni lo habían calculado ni se habían acercado a su verdadera dimensión.

Es la clave de los problemas de la economía global

Los más optimistas apuntan a que, tras la crisis de suministros, la nueva cadena de suministros será más verde, corta y, sobre todo, eficiente. Se señala que el futuro de la logística acercará la producción para reducir los agentes implicados. Se augura un auténtico cambio de modelo que implique a todos los actores -incluyendo a la Administración- y se pronostica que, en el medio plazo, la cadena logística será más corta, la producción de lo que falta hoy estará más cerca y tanto el consumo como la distribución tendrán en cuenta el medio ambiente.

En España se entregan 1,5 millones de paquetes de media cada día, un datos que nos habla de la explosión que el comercio online ha experimentado en los últimos años, y que se ha visto acrecentada por el confinamiento obligado por la pandemia.

La consultoras Deloitte propone comenzar por la parte de la cadena que más cerca está de nosotros, la de la distribución de última milla, que supone en torno al 40 % del coste logístico, según sus cálculos.

El cambio ya se ha instalado en el modelo de comercio, en la proyección de la distribución y en el comportamiento de los consumidores.