El coronavirus no avisó o, si lo hizo, no se le prestó la atención necesaria. Ahora, para combatirlo, ha sido necesario declararle la guerra en todos los frentes. Es un enemigo invisible y especialmente peligroso por su inesperada y, a veces, letal capacidad de contagio masivo, que ejecuta con una facilidad temible y hasta ahora desconocida.

La salud de la población y del conjunto del sistema sanitario se sienten amenazados hasta que se alcance el punto de máximo estrés, a partir del cual se podrá comenzar la desescalada de una curva diabólica a la que miramos con incertidumbre.

Es un camino prioritario que debemos recorrer lo antes posible para abordar otro reto que nos aguarda a continuación, la recuperación de la actividad y, con ella, la vuelta a la normalidad.

Los centros de estudios y análisis de todo el mundo ya han realizado sus primeras predicciones y el consenso señala que la crisis será dura pero, tal vez, pasajera. La cuestión que queda por conocer es la rapidez con que se pueda producir la recuperación que tanto vamos a necesitar.

‘El valor de la unión’

Como siempre, ha habido agoreros que anuncian una profunda recesión, que justifican por el frenazo en seco que estamos viviendo con el confinamiento de una mayoría de ciudadanos en sus hogares y el cierre de comercios y una gran parte de la actividad, un cuadro que requiere afrontarlo con determinación.

Hay quien cita, en momentos como éste, “el poder de la unión” como eslogan -se dice- que venimos utilizando; cuando, en realidad, “el valor la unión” expresaba un deseo colectivo e integrador para ganar el futuro.

Ahora, diversos organismos nacionales e internacionales admiten las dificultades para cuantificar el agujero económico que provocará esta crisis. A la vez, algunos centros de investigación retrasan la recuperación hasta finales de 2022 para que el PIB mundial recobre los niveles previos al coronavirus, dibujando un escenario en ‘U’.

Pero otros expertos apuntan un escenario bien diferente, más positivo, bautizado por los analistas como ‘V’, que se refiere a una recuperación drástica y vertical con la misma intensidad que la caída actual de la economía.

Ya sea en ‘U’ o en ‘V’, lo importante es ponerse a ello lo antes posible y diseñar un tiempo nuevo en el que muchas cosas tienen que cambiar. Hay que pensar en el día después, el momento de poner en marcha toda la maquinaria para no perder ni un minuto. Nos va mucho en ello y el retail, como tantas veces ha ocurrido, nos mostrará el camino. Pronto lo veremos.