El ritmo fulgurante del progreso tecnológico obliga a las corporaciones a facilitar la relación entre marca y cliente.

Vivimos una época tecnológica de permanente cambio y adaptación en función de las necesidades humanas. Pero, a la hora de intentar explotar no solo las necesidades sino las oportunidades, nos encontramos con el reto más importante de todos: ¿cómo podemos conectar tanto con nuestros clientes como con nuestros potenciales clientes para aprovechar las ventajas derivadas del progreso tecnológico?

El marketing ha de utilizar las herramientas, cada vez más específicas y potentes, que la tecnología le brinda para acercarse al consumidor, no sólo con espíritu comercial, también con un específico espíritu de marca que sea transversal a todos los mensajes y canales, para de esa manera llevar a cabo una comunicación omnicanal sincera y efectiva.

Los mensajes que el consumidor recibe desde las distintas plataformas han de demostrar, no solamente coherencia entre ellos, sino también una verdadera utilidad para el día a día del usuario. De la misma forma, la comunicación en dirección inversa también debe verse potenciada, ya que los clientes cada vez demandan una atención personalizada más activa y eficiente. Todo se ha acelerado en los últimos tiempos, la demanda de un servicio de atención al cliente en tiempo real es cada vez más alta, y las corporaciones a día de hoy tienen las herramientas necesarias para ello.

Cada día es más evidente que las empresas se benefician de escuchar atentamente a sus clientes, de ser transparentes en los mensajes, de encontrar oportunidades que ofrezcan experiencias centradas en el consumidor que tengan en cuenta las circunstancias del mundo que los rodea y, además, de poner en marcha iniciativas programas que recompensen a los compradores por su aportación comercial, su fidelidad y su apoyo.