Nuestras empresas en el mundo

La marcha de Ferrovial retrata al Gobierno

Nuestras empresas en el mundo

Por Jack Miur

Sabemos que todos los hombres estamos llamados a convivir con los demás, a pensar en los demás y a servir a los demás. Y sabemos también que la actitud de servicio y apertura a la sociedad late y debe latir en nuestra vida.

Es evidente que nuestra primera responsabilidad está en nuestros cometidos más específicos. Y que, por ello, estamos obligados prioritariamente a servir a la sociedad en tareas de programar, proyectar e innovar, pensando en el futuro.

En un marco mundial como el actual, caracterizado por los avances tecnológicos y la globalización, cualquier grupo empresarial que quiera prosperar y ser competitivo ha de prestar su primer nivel de atención a su avance tecnológico y a su internacionalización.

Ahora que el Gobierno ha desatado toda su furia contra Ferrovial por su decisión de llevar su sede a Holanda, nos damos cuenta de la importancia de contar con grandes compañías que operen en el ámbito internacional y, lo que aún es más importante, que lo hagan con éxito creciente y provocando el interés y la admiración en todo el mundo. Desde luego, no es culpando a las empresas como se consigue que permanezcan en España, cuando el país se queda pequeño y sus dirigentes muestras escasa ambición.

Dimensión internacional

España tiene hoy una fortaleza que consiste en la dimensión internacional, la capacidad financiera y el liderazgo sectorial global de algunos grandes grupos empresariales; como la banca, las infraestructuras, la construcción, las telecomunicaciones y la moda, sin olvidar nuestra tradicional fortaleza en los sectores de ocio, turismo y gastronomía.

A la vez, los grupos concesionarios y constructores españoles cuentan con un importante posicionamiento a nivel mundial, tanto desde el punto de vista de la internacionalización como del avance tecnológico.

En el interior de la empresa, los impulsores básicos para el incremento de productividad son la educación y las actuaciones de I+D+i.

Si educación e I+D+i son requisitos esenciales para mejorar la eficacia interna de la empresa, para que ésta sea más competitiva debe apoyarse también en una eficacia externa, en unas economías externas, basadas en la disponibilidad de infraestructuras.

En la evolución económica de todos los países, las limitaciones de la financiación pública, con necesidades siempre superiores a las disponibilidades, han condicionado negativamente los capítulos de inversión. Por falta de financiación pública las infraestructuras -generadoras de renta, riqueza y empleo- han ido en ocasiones retrasadas y se han convertido en un freno para el avance económico.

Para avanzar más, se requiere indefectiblemente complementar con recursos privados las limitadas disponibilidades de las arcas públicas y, en consecuencia, contar con la participación de empresas y financiación privadas.

Productividad

Al pretender niveles crecientes de bienestar material, hemos de reconocer que ninguna  familia, ninguna  empresa, ningún país, puede consumir a largo plazo productos con más valor de los que produce; y que, en consecuencia, niveles crecientes de bienestar, es decir de consumo per cápita, sólo son posibles con niveles también crecientes de producción per cápita, es decir de productividad.

Esa mayor productividad sólo es posible con personas y con empresas más eficaces, lo que se alcanza gracias a la educación, a la innovación y a las infraestructuras, grandes palancas del bienestar que han posibilitado que el PIB per cápita medio en el conjunto del mundo se haya doblado en los últimos treinta años, con un crecimiento acumulativo de ese PIB per cápita del 2,3% anual. Y que muy probablemente va a doblarse de nuevo en los próximos veinte años, con tasas de crecimiento acumulativas medias del orden del 3,5% anual.

Las empresas son los motores de la economía, como organizaciones productoras de bienes y servicios. Y las empresas, al estar movidas por personas, son el cauce para que mejoras en la educación y en los conocimientos de esas personas conduzcan también a mejores niveles de productividad.

Desde hace varios miles de años, el hombre había conseguido importantes avances en algunas ciencias. Como ejemplo de hombre de ciencia, Arquímedes, que vivió en el siglo III antes de Cristo y que fué probablemente el más ilustre matemático y físico de la antigüedad realizó grandes aportaciones científicas, como la medida del círculo, de la esfera y del cilindro; definió el principio hidráulico que lleva su nombre, y consiguió importantes inventos mecánicos, como el tornillo sin fin, la rueda dentada y el polipasto.

Sin embargo, las antiguas civilizaciones no llegaron, en general, a ser capaces de aplicar sus conocimientos científicos a tecnologías que mejoraran los niveles de bienestar de la población. Mientras que los avances técnicos de los últimos siglos y especialmente de las últimas décadas, muy superiores a los de cualquier período anterior, han permitido enormes progresos para la humanidad.

La vida de la población

Y así, la duración de la vida media de la población, que durante milenios se había mantenido sensiblemente constante, en el último siglo -del año 1901 al año 2000- se ha doblado, pasando de 30 a 62 años en el conjunto del mundo y de 45 a 75 en los países desarrollados. Y, así también, los avances técnicos han permitido que una población creciente esté cada año mejor alimentada; y ello, con el mismo número de hectáreas cultivadas, gracias al uso de fertilizantes químicos y a otros avances técnicos.

En efecto, es evidente que una población más educada realiza sus actividades con mejor preparación y por lo tanto con mejor eficacia y mejor productividad. Y también es evidente que mejores infraestructuras, además de ordenar y vertebrar el territorio, reducen los costos de los movimientos de personas, informaciones y bienes, añadiendo economías externas que reducen costos y aumentan la productividad.

Investigación, Desarrollo e Innovación

Para precisar el concepto de la innovación debemos primero referirnos al conjunto de actividades de Investigación, Desarrollo e Innovación en sus tres fases, I+D+i, diferenciadas y sucesivas en el tiempo:

  • La primera fase, la investigación, consiste en aplicar recursos para la obtención de más conocimiento; es decir, aplicar recursos para ensanchar los límites del conocimiento científico.
  • La segunda, el desarrollo, consiste en utilizar recursos para aplicar a larealidad los conocimientos  científicos  obtenidos  mediante  la  investigación, para conseguir soluciones prácticas concretas, con nuevas tecnologías, que en cabal definición de la Real Academia Española son, en efecto “el conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico”.
  • Y la tercera fase, la innovación, “creación o modificación de un producto y su introducción en el mercado” en definición de la Real Academia Española y que en esencia consiste en, por la aplicación de conocimientos, añadir valor a productos o procesos de cualquier tipo.

Innovamos, por tanto, cuando aportamos conocimientos que introducen cambios en productos o procesos, para que esos productos o procesos valgan más en el mercado. Y así, una economía innovadora, sin requerir un mayor consumo de factores de producción, es capaz de generar más valor añadido.

Tener grandes empresas que compiten en el mundo es vital para nuestra economía y para añadir oportunidades para nuestros jóvenes con talento. Amenazar o insultar a los empresarios no es la mejor medida, lo mismo que plantear a diario los llamados ‘impuestos a los ricos’. Incluso ha habido quien se refería a ellos como ‘los del puro’. Toda esta política de barrio se descalifica a sí misma.

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