Europa y el mundo, en la encrucijada

La agresión rusa en el corazón de Europa supone un hito dramático para el mundo, que ya creíamos en el olvido, pero la realidad nos sitúa ante una encrucijada histórica de consecuencias imprevisibles.

Según el presidente francés Emmanuel Macron la guerra “tendrá consecuencias profundas y duraderas en nuestras vidas”.

El nuevo orden o, mejor dicho, desorden mundial supondrá un golpe mortal para el proyecto de unión europea que resultará claramente afectado al no defender la libertad que habían elegido los ciudadanos ucranianos. Pretender que solo con tímidas sanciones económicas se podía detener al tirano significa que el modelo democrático sea aplastado ante nuestros propios ojos.

Ese modelo de bienestar de las democracias occidentales es el que han elegido los ciudadanos de Ucrania y de otros países del Este europeo que durante décadas padecieron bajo la opresión de la dictadura de Moscú en el ‘telón  de acero’.

Con toda seguridad, ya nada será igual en un entorno globalizado, cuando aún no habíamos superado los efectos de la pandemia ni la ansiada recuperación se mostraba con claridad. La subida de los precios de la energía y el aumento descontrolado de la inflación es la amenaza más evidente, en un horizonte plagado de nubarrones.

El comercio mundial sufrirá restricciones y, por consiguiente, el retail tendrá que convivir en un marco de limitaciones e inestabilidad. Es decir, sus peores enemigos para ejercer su efecto beneficioso.

Aunque en principio la geopolítica no es el objetivo central de nuestra atención, no podemos omitir el análisis ni ignorar la gravedad de la situación creada, que esperamos sea superada lo antes posible para recuperar un mundo en paz y prosperidad.