Pablo Antón, director de Brancor: “Nada nuevo bajo el sol”

El austriaco Víctor Gruen describió en 1943 su primera visión de centro comercial para la revista Architectal Forum incorporando una idea, novedosa en esa época, que fusionaba comercio, cultura, entretenimiento y comunidad. Diseñó el proyecto de crear  una pequeña ciudad dentro de una ciudad de forma que la actividad de ir a compras  podría ser más placentera agrupando tiendas en espacios compartidos con oficinas, servicios públicos, bibliotecas, restaurantes, etc.

Han pasado casi 80 años desde esa visión de Víctor Gruen y no hay mucha novedad en relación al concepto original. La evolución ha sido mínima y es que las grandes innovaciones ocurren en muy pocas ocasiones y a lo que asistimos, en general, es a variaciones sobre una idea inicial mejorándola, añadiendo matices a la misma o cambiando el acento. Aquel que innove de verdad dejará de competir en el entorno de mercado en el que se mueva y adquirirá un espacio único, como lo hizo Kodak, Apple, Google. FaceBook. Esto es el súmmum: un espacio propio y diferenciado en donde el primero tendrá ventajas incalculables sobre los que vengan detrás.

Nos preguntamos cómo será el futuro del retail y podemos dejar correr ríos de tinta hablando de pequeños cambios en el escenario del sector como la experiencia de visita, la aplicación de la tecnología al análisis de datos, el cambio del mix comercial, la inteligencia artificial, la robotización, etc., pero en realidad la verdadera revolución está por llegar y empieza a ser dudable su llegada. Por ahora, tras la pandemia, el consumidor seguirá consumiendo, si cabe, aún más; los operadores seguirán estando en los centros comerciales, con algunas caras nuevas tal vez; la estructura física de los centros comercial seguirá siendo la misma o parecida, o con algunos cambios enfocados a la omnicanalidad (cuidado que esta no es la panacea) y a la experiencia de visita. En definitiva, tras la pandemia el sector se recuperará, con algunas bajas, pero volverá a coger velocidad de crucero. Eso sí, utilizando cada vez más los motores auxiliares en la navegación. Sin embargo la verdadera revolución estará por llegar y mientras tanto seguiremos avanzando con un viejo esquema militar de competencia, de lucha estratégica con nuestros competidores por una parte del pastel. Y quizás esto ya sea suficiente… por ahora.

Nada nuevo bajo el sol. El reto sigue esperando y si nos descuidamos, ese reto será liderado por alguien ajeno al sector. Yo me apunto.