La digitalización y el redescubrimiento de la proximidad han disparado el e-commerce, llenando nuestras calles de repartidores. La logística ha tomado la delantera como sector prioritario de inversión y negocio. El retail físico se ha convertido en un campo de batalla, con muchos perdedores y algunos ganadores.

Tras un 2020, seguro candidato a annus horribilis, llega el 2021 como el año de las vacunas, la esperanza y la recuperación. Un año de curva ascendente, para relanzar proyectos y recuperar la iniciativa, pero nunca para volver a la vieja normalidad… Porque el virus nos ha cambiado, y el cambio es definitivo.

El 34 % de la población hemos adoptado el teletrabajo durante la pandemia, hemos descubierto la comodidad de la proximidad y huimos de largos desplazamientos. El coche lo tenemos durmiendo en el garaje y no nos apetece volver a cogerlo.

La práctica totalidad de los estudiantes de grados superiores han pasado de la enseñanza presencial a la virtual. Del mismo modo que con las oficinas, la condicionalidad geográfica ha dejado de existir. Ahora la universidad es el mundo y está al alcance de un click.

La situación del retail físico me recuerda el baile de la silla que hacíamos en nuestras fiestas de cumpleaños infantiles. En aquel juego había menos sillas que jugadores y siempre alguien se quedaba fuera al apagarse la música. En el retail físico actual hay menos tiendas rentables que operadores. Pero el retail en su conjunto no decrece, al contrario, crece y se transforma, gracias al impulso brutal del e-commerce.

El retail físico que permanecerá en el juego es aquel que logre adaptarse a una estrategia omnicanal, con menos tiendas físicas, más pequeñas, más distribuidas y en proximidad a la población, concebidas más como un showroom experiencial que comercial, que actúen como puntos de apoyo del canal online, que se hará omnipresente y universal. Tiendas multifunción, con propuestas de ocio y F&B incorporadas, insertadas en tramas urbanas y desarrollos Mixed-Use con orientación outdoor y paisajismo a tope. Los más innovadores seguirán en el juego. Los más convencionales dejarán de jugar.