Por César de Vicente, director de Global Retail de Mango
Ubicadas en cualquier calle o centro comercial del mundo, las tiendas son un punto privilegiado de contacto con los clientes, el bien más preciado de cualquier empresa. En ellas, nuestros clientes pasean, disfrutan, nos regalan información y, si hacemos bien las cosas, por supuesto también compran.
Sin embargo, las tiendas físicas han dejado de ser elementos aislados y hoy es necesario entender la distribución como un ecosistema de canales que, conectados entre ellos y complementándose los unos a los otros, permiten dar respuesta a los deseos del consumidor dónde, cómo y cuándo quiera. En Mango, tiendas propias, franquicias, corners en grandes almacenes y, por supuesto, negocio online conforman un ecosistema de distribución al servicio de nuestro cliente.
Gracias a la tecnología, la tienda física multiplica sus posibilidades. La capilaridad de puntos de venta físicos y el relevante negocio digital nos proporcionan un gran conocimiento de nuestro cliente a través de datos, que permiten adaptar oferta, precios y servicios de forma rápida y ágil. Por eso, en Mango ya no hablamos de tiendas físicas, sino de tiendas conectadas, ya sea con el cliente, con la tienda online o con nuestra central.
La conexión de nuestro ecosistema de distribución nos permite ofrecer en nuestras tiendas experiencias únicas y personalizadas, apoyándonos en diferentes tecnologías y desarrollos propios que aportan valor al cliente y empoderan al staff potenciando su labor comercial y de servicio. La tienda es, sobre todo, un punto de contacto humano. Nuestros equipos de tienda evolucionan hacia embajadores de marca gracias a la tecnología y a los datos del journey del cliente.
Una de las joyas de Mango es, en este sentido, Ada+, una plataforma de machine learning engineering desarrollada específicamente para los equipos de toda nuestra red de tiendas, presente ya en más de 110 mercados de todo el mundo. Por otro lado, gracias a la tecnología Rfid conectamos nuestros stocks y ganamos en fiabilidad y eficacia.
No sabemos cómo serán las tiendas del futuro, si serán grandes, pequeñas, puntos de recogida o lugares para vivir experiencias, pero lo que tenemos claro es que continuarán siendo clave para la industria de la moda. Así que: ¡larga vida a las tiendas!
