Como no podía ser de otra manera, el mercado de retail se adapta a los cambios que va demandando la sociedad. En cuanto a los centros comerciales, existen tres máximas para que los activos tengan una mayor y mejor salida. Por una parte, la flexibilidad en el diseño y en los espacios es clave para adaptarse a las necesidades de los consumidores, algo que va muy unido a la segunda máxima: aportar una experiencia de compra adecuada a la demanda. No se trata de juntar tiendas en un centro comercial, sino de ofrecer un plus que permita que el proyecto tenga una mayor continuidad en el tiempo. Por último, a la hora de diseñar estos proyectos, es esencial tener en cuenta la sostenibilidad en el sentido más global, para que impacte lo menos posible en el medio ambiente y tenga una integración óptima en el entorno en el que esté.

Las nuevas tecnologías y los planes de marketing específicos deben acompañar este planteamiento anterior con todos los avances disponibles y, sobre todo, teniendo en cuenta que los espacios deben ofrecer una compra omnicanal que responda a los diferentes hábitos de los consumidores, tanto el que elige lo que quiere comprar online pero va la tienda física a ‘pagarlo’ y viceversa. Todo ello bajo una cuidada imagen de marca que proteja el producto al máximo.

Los consumidores buscan esa experiencia de compra e inmediatez, cada día son más exigentes y piden que se cree un ambiente donde se sientan cuidados y que respete el medio ambiente. Los canales on y off line tienen que estar integrados en los espacios, ya que los consumidores elegirán lo que les resulte más práctico en cada momento.