En Málaga, el expresidente de Estados Unidos, se refiere a lo que está haciendo Rusia: “es una amenaza para la democracia”.

Con su confesión de amor a nuestro país, “I love Spain”, arranca los primeros aplausos en el auditorio repleto y entregado del DES – Digital Enterprise Show, para anticiparse a un mundo en el que la automatización cambiará el mercado del trabajo y reclamar más atención al cambio climatico.

Sentado en un sofá chesterfield blanco, nos habla sobre los problemas que nos afectan: la guerra de Ucrania, la lucha entre autoritarismo y democracia, el cambio climático, la digitalización o el entorno difícil para los jóvenes.

La tarde anterior confesaba que un conferenciante, para tener éxito, no puede hablar siempre en serio. Por eso, Obama ha tenido tiempo para dudar que en España todo el mundo duerma siesta o los atractivos que interesan a su esposa, Michelle, cuando viene a nuestro país, parece que dos, “beber mucho vino y tomar el sol”.

El expresidente nos ha llevado a “afirmar nuestra propia cultura sin agredir a otros”, porque la gente necesita “sentir que pertenece a algo, pero ese sentimiento tiene que ser sano y no crear enemigos”.

Nos habla de que debemos preocuparnos por la automatización que reducirá el número de puestos de trabajo dedicados a tareas repetitivas. Los ordenadores harán los trabajos que no requieren adaptación o imaginación, todo en un entorno de cambio que afecta de lleno al transporte, “el coche autónomo ya está aquí”.

Su tono nos lleva a la ‘venture capital’, que permite al dinero arriesgar en las ideas y encontrar rápido mano de obra cualificada, así ocurre con las universidades norteamericanas, porque triunfa la cultura del riesgo y, en esta línea, concluir que lo más importes es “animar a la siguiente generación a asumir el liderazgo”.

Los jóvenes y el futuro

Nos dice que le gusta la calidez de España y los jóvenes que “te hacen sentir más confiado hacia el futuro”. Son generaciones mejor educadas, más innovadoras, más idealistas, más cómodas con la diversidad. Por eso, de nuevo nos hace reflexionar: “cuando diriges una empresa debes preocuparte por quién vendrá después, debes inspirarle”.  Parece que él no lo logró con su sucesor en la Casa Blanca.