Por Nicolas Fournié, general manager de Mangopay en España
Con una facturación de 3,23 billones de dólares en ventas en 2021, los marketplaces representan más de dos tercios de todas las transacciones mundiales de comercio electrónico.
Se convierten así en el objetivo de actividades fraudulentas. Un rotundo éxito.
En la última década, el desarrollo tecnológico de entornos de pago seguros ha impulsado a las plataformas. No obstante, este crecimiento viene acompañado de riesgos en ciberseguridad que pueden terminar dañando la reputación de un marketplace, de cara tanto a los compradores como a los vendedores.
Las plataformas deben protegerse más que nunca del impacto negativo que el fraude puede causar a su negocio, pues son especialmente vulnerables al cibercrimen en todo el recorrido del usuario. Desde una suplantación de identidad hasta una tarjeta de crédito falsa, los delincuentes han desarrollado sofisticadas técnicas que pueden ocasionar un daño irreparable a la reputación de la plataforma y un duro golpe a las finanzas de una empresa.
Para reducir el cibercrimen, toda plataforma debe tener un profundo conocimiento de sus usuarios en tiempo real y a lo largo de todo el recorrido. Los operadores necesitan herramientas adaptadas y escalables que ayuden a la rápida detección y prevención del delito. En 2021, se invirtieron casi 7.000 millones de euros en prevención del fraude, más del triple del valor anual perdido por ciberdelitos.
Esto muestra que las prácticas actuales son insostenibles. Las marcas necesitan el apoyo de las fintechs para crear entornos de compra seguros, cumplir con la normativa y adaptarse a las necesidades del consumidor.
Se puede leer en el número de enero de Hi Retail, página 17.