
La crisis económica ha dejado un cambio de mentalidad en los hábitos de consumo. La pandemia ha disparado las compras por internet en perjuicio de las compras en establecimientos físicos y ha provocado un crecimiento del consumo de entretenimiento en casa.
El sector se enfrenta a un cambio de comportamiento en el consumidor final que ya venía apreciándose con anterioridad a la pandemia pero que ahora se ha visto acelerado. Por un lado, el incremento del comercio online tanto en frecuencia como en gasto y la aparición de un nuevo perfil de consumidor, con un mayor grado de confianza en las ventas por internet y por otro, una mayor preocupación del consumidor por la salud y la sostenibilidad a la hora de comprar. Los consumidores cada vez demandan más espacios de compra seguros y su preocupación por que las empresas y las marcas ofrezcan productos que fomenten comportamientos y prácticas sostenibles aumenta.
Ante este nuevo escenario los centros comerciales van a necesitar nuevas estrategias de precios y mecanismos de fidelización de los clientes, así como, esforzarse por mejorar la experiencia de compra en sus establecimientos para hacerla más atractiva.
El comercio físico no va a desaparecer, y sus ventas volverán a los niveles que nos tenían acostumbrados, pero es evidente que uno de los grandes retos que tiene por delante es reinventarse para adaptarse a los nuevos hábitos de consumo.