Según publica el diario EL PAIS “La factura de la luz ahoga a los pequeños comercios: “Ahora me pienso dos veces subir el salario de mis empleados”.
El País añade “El gasto de los negocios en electricidad se dispara un 35%, recortando los beneficios en un momento en el que es difícil trasladar el coste a los consumidores. Los transportistas también sufren la carestía de la gasolina, en máximos de siete años”.
El mercado mayorista eléctrico vive una crisis sin precedentes, de forma que los precios que se están pagando durante este verano no han sido vistos en toda la historia, y las previsiones es que sigan al alza. Esta tensión en el coste de generar luz se ha trasladado, como se viene repitiendo desde principios de año, a la factura de la luz, que se ha triplicado en el último año. Para evitar que se desboquen los recibos de millones de españoles, el Ejecutivo ha maniobrado rebajando los impuestos directos que pagan los consumidores, algo que no evitará que ingrese más que años anteriores.
El Gobierno decidió rebajar el IVA hasta final de 2021 al 10% y eliminar el impuesto a la generación de energía, para rebajar “la factura entre cuatro y seis euros” por mes.
El hecho de eliminar y rebajar gravámenes podría suponer que las arcas del Estado se resintieran ya que los porcentajes a la hora de cobrar son menores. Pero el incremento del precio de la luz durante los últimos meses va a provocar que este efecto no ocurra y se dé la circunstancia de que, a pesar de reducir impuestos, los ingresos generados por el mayor precio del megavatio a la hora sean mayores que los efectos negativos de la reducción del IVA al 11%.