Aparte de los importantes cambios energéticos, la evolución en marcha dentro de movilidad y transporte posee una segunda dimensión importante, que se refiere a la irrupción de la tecnología digital

Se denomina, en muchos ámbitos, ‘inteligencia’ e incluye la implantación casi ubicua de sensores, dispositivos de comunicaciones, microprocesadores y sistemas de control adaptativo o inteligente en vehículos e infraestructura.

Este hecho, en progresión a lo largo de las dos últimas décadas, recibe últimamente un impulso adicional como consecuencia de la emergencia de los denominados vehículos autónomos o automáticos, que disponen -en grado variable de sofisticación y funcionalidad- sistemas de ayuda a la conducción, autoguiado y circulación autónoma.

Equipos electrónicos con tecnología avanzada que antes se encontraban reservados a otros modos de transporte, como por ejemplo los dispositivos de tipo lidar, radar, aplicaciones de visión artificial, etc., empiezan a instalarse en prototipos y series cortas de producción de automóviles orientados a la experimentación y desarrollo de pruebas piloto, como bien puede verse en las noticias que frecuentemente recogen los medios de comunicación.

La pregunta

La pregunta a formularse aquí es ¿cuál sería un límite plausible alcanzable por la industria en lo que se refiere al nivel de autonomía de los vehículos a medio plazo -2030?

La respuesta

La respuesta implica a su vez interrogaciones adicionales, que se refieren a los procedimientos de regulación y control del tráfico, la inteligencia que deberá incorporar a su vez la infraestructura viaria y las adecuaciones a emprender en lo que se refiere al diseño físico de las carreteras: trazado, sección, señalización, seguridad, etc.

La evolución de la tecnología vehicular dirigida al autoguiado y control automático de los vehículos automóviles (VA o vehículo autónomo) ha cobrado visibilidad en los medios en estos últimos años, aunque la búsqueda de la autonomía vehicular no es un hecho realmente tan nuevo en el campo de la ingeniería de automoción.

Hace más de tres décadas (1984) que se inició el proyecto NavLab en la universidad norteamericana de Carnegie-Mellon (Robotics Institute), que puede considerarse como el precursor de la actividad investigadora y la innovación industrial en este campo.

Vehículo Autónomo

Las perspectivas en el caso del VA son aún inciertas, como sucede en el ámbito más amplio de la denominada inteligencia artificial, en el cual se suceden avances espectaculares y algunos reveses llamativos como accidentes y determinadas contingencias de seguridad.

No obstante, la tendencia hacia la automatización creciente de los vehículos -aunque nunca llegue a ser completa- parece irreversible, según el consenso que se deduce de las manifestaciones de los estudiosos del fenómeno y expertos acreditados de la industria del automóvil.

Las consecuencias de la autonomía vehicular van más allá de la comodidad de los conductores y la seguridad de los viajes, ya que el VA causará efectos en un segundo plano aún difíciles de prever, sobre los cuales ya empiezan a plantearse interrogaciones.

Si bien el alcance de la autonomía vehicular, el ritmo de este proceso y sus efectos a largo plazo (2050) sobre la movilidad son materias proclives a la especulación, lo cierto es que hay algunas cuestiones que no se pueden ignorar por parte de las autoridades.

Una de ellas es la alteración progresiva de los patrones de circulación de los vehículos, teniendo en cuenta que la fracción de automóviles con sistemas de ayuda a la conducción irá previsiblemente en aumento a medio plazo (2030) sobre una base en general más amplia de vehículos convencionales.

La coexistencia en calles y vías interurbanas de vehículos convencionales y VA aconseja previsión y planificación por parte de las autoridades y los organismos responsables, más que la simple reacción a posteriori.

En ese sentido, el Smart Cities Council recomendaba recientemente en relación con este tema no deslumbrarse con la tecnología de los VA y poner la atención debida sobre la infraestructura y la regulación.

Carreteras interurbanas

En cuanto a las redes de carreteras interurbanas, las adaptaciones al proceso supondrán actuar en dos planos complementarios: (1) la inteligencia instalada en las vías, incluyendo señalización; y (2) el diseño físico de determinadas secciones o tramos.

En los Estados Unidos, si este país sirve para anticipar el futuro, hasta la fecha veinte Estados han legislado en relación con el vehículo autónomo. La administración competente en el ámbito Federal -NHTSA, National Highway and Transportation Safety Administration- ha elaborado y actualiza periódicamente una guía de recomendaciones para facilitar la adaptación del modelo regulatorio a las circunstancias de los VA.

Mención aparte debe además hacerse sobre la inteligencia digital desplegada en el ámbito de los servicios comerciales de transporte (viajeros y mercancías), donde la iniciativa en buena manera corresponde a las empresas operadoras, bien dentro del sistema concesional o en las actividades liberalizadas.

La digitalización es en este caso un factor de transformación profunda de ambos sectores que se inició tiempo atrás y actualmente experimenta una aceleración notable a lo largo y ancho de las correspondientes cadenas de valor.

Este proceso se caracteriza por una casuística de gran riqueza e interés y baste aquí con hacer referencia al hecho, aunque desde luego bien merecería un estudio en profundidad en que la cuestión se trate específicamente.

Puede afirmarse que algunas compañías españolas, en particular dentro  del sector del transporte de viajeros, se encuentran actualmente en la vanguardia de la digitalización dentro de la UE y actúan en ese sentido como referentes internacionales de la innovación tecnológica en este campo.