En Catar, el fútbol es una realidad menor

En Catar, el fútbol es una realidad menor

Por Jack Miur.

Baremboin dijo “Music has the capacity to create a greater reality” (“La música tiene la capacidad de crear una realidad mayor”). No lo dijo del fútbol, aunque podría porque este genial pianista y director de origen bonaerense, que tiene 4 pasaportes, ama el futbol, en especial si juega la selección argentina.

El fútbol es una religión, mucho más que un deporte o un entretenimiento para miles de millones de seguidores en todo el mundo. Para conseguir el mundial, Catar se ha gastado 200.000 millones de dólares, que se sepa, en gastos de organización. A pesar de ello, no ha logrado impedir las investigaciones por los sobornos para alcanzar la designación ni las informaciones sobre las muertes de trabajadores migrantes o sus leyes represivas de los derechos LGTBI, las mujeres y la libertad de prensa.

Antes de que rodara el balón, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, se ha referido, ante una audiencia atónica, a resaltar lo que ha denominado como los avances experimentados en los últimos años en Catar en cuestiones de derechos humanos y sociales. Pero no se quedó en eso, se ha atrevido a denunciar la que considera doble moral existente en el mundo occidental.

Infantino acusó al mundo occidental de “hipocresía” y de dar una “lección moral unilateral” al informar sobre el historial de derechos humanos de Catar, donde las relaciones entre personas del mismo sexo y su promoción están penalizadas.

“Tengo unos sentimientos fuertes, hoy me siento catarí, árabe, africano, gay, discapacitado, hoy me siento un trabajador migrante”, comenzó el máximo mandatario del fútbol mundial. “Los jugadores no llegan en esta ocasión a un mundial al final de la temporada. Sabemos que el 75 por ciento juegan en Europa y cuando juegas un Mundial en junio o julio, sobre todo los mejores, los de la Liga de Campeones y ligas mayores, llegan muy cansados”, afirmó Infantino.

Todo esto demuestra el poco respeto al propio fútbol que se interrumpe para celebrar un mundial por razones al margen del deporte y la competición, pero sobre todo nos pone de manifiesto la utilización descarada de un acontecimiento que tiene seguidores en todos los rincones del mundo para hacer un gran lavado de imagen a base de dinero.

Mientras Infantino quería emocionarse con su discurso, varias selecciones anunciaban que lucirían la bandera del arco iris en el brazalete de capitán con las palabras “One love”. Pero en Catar la presión no para nunca y con el anuncio de que los árbitros mostrarían la cartulina amarilla al capitán se conseguía la censura a la reivindicación. Las selecciones dieron marcha atrás por motivos deportivos. El lugar en el que queda Infantino, él mismo lo puede imaginar.

Valores y fútbol

Para algunos equipos, el fútbol es una magnífica ocasión en la que mostrar a los niños los valores de lucha hasta el final, deportividad, entrega y pasión. Esos escenarios iluminados en los que el verde hace resaltar las vestimentas de los jugadores y sus enseñas de identidad en los que, bajo la luz de los focos, las estrategias diseñan los movimientos como si de ejércitos se tratara, vienen a ser la representación de un sentimiento de pertenencia. Por eso, tanta gente de origen diverso sigue los colores a los que defiende y ensalza en las hazañas para alcanzar el triunfo, siempre partiendo del lema del abogado francés Jules Rimet, que hace 100 se inventó la Copa del Mundo con el lema “lo importante es participar”.

La gran sorpresa

La gran sorpresa para organizar el Mundial de Catar saltó Zurich, el 2 de diciembre del 2010, cuando entre los miembros del comité ejecutivo 14 votaron a favor de Qatar y 8 a favor de Estados Unidos, en presencia de Bill Clinton, que había viajado y estaba seguro  de que su país organizaría la competición.

La traición no gustó a los norteamericanos y años después, 22 electores de la FIFA han sido procesados o encarcelados. “La elección de Qatar fue un error”, resumió hace unos días el propio Sepp Blatter, el suizo que presidió la votación, nefasta para sus intereses.

Poco antes de la votación, e ex futbolista y presidente de la UEFA, Michel Platini, era convocado a la mesa del palacio del Eliseo por el presidente Nicolás Sarkozy. Un ágape para cuatro, con dos invitados sorpresa: el príncipe heredero Tamim Al Thani –actual emir- y el primer ministro de Qatar. El mensaje es inequívoco: a la República Francesa le interesa, por razones de estado, votar a Catar y “arrastrar” los restantes votos europeos (cuatro en total).

La venganza

Cuando Clinton se siente humillado, la justicia de EE.UU. se pone en marcha y la fiscalía de Nueva York toma como coartada la sospechosa venta de los derechos televisivos de los Mundiales de fútbol, donde detecta indicios de sobornos, corrupción y blanqueo de dinero.

La venganza de Estados Unidos se produjo en la madrugada del 27 de mayo del 2015 cuando la policía helvética detuvo en sus habitaciones del Baur Au Lac a siete ejecutivos de la FIFA, entre los que figuraban dos vicepresidentes, a instancias de la justicia de EE.UU.

La influencia mundial de Catar se ha generado sobre la base de su riqueza energética. Es el primer exportador de gas natural licuado y el tercer productor de gas a nivel mundial. Por ello, se ha convertido en una potencia regional que se rebela al peso implacable de Arabia Saudí, que sigue siendo la potencia hegemónica en el Golfo. Esa riqueza energética la invierten en ganar protagonismo, en lanzar iniciativas diplomáticas, en una política exterior muy activa, muchas veces vinculada al apoyo de los Hermanos Musulmanes en los países árabes.

La FIFA prohíbe a siete selecciones que usen el brazalete en apoyo de la comunidad LGTBi en Qatar, los iraníes realizan una protesta silenciosa contra la represión de la mujer y nadie espera que los futbolistas españoles hagan algo en favor de los derechos humanos en el Mundial.

Cuando Qatar consiguió que su candidatura saliera elegida en 2010, no contaba con estadios, tradición futbolística o la infraestructura hotelera necesaria. Sólo tenía una cosa: dinero, mucho dinero. Eso es todo lo que se necesita en el fútbol actual.

Derechos humanos

Organizaciones de derechos humanos han denunciado que miles de esos trabajadores han muerto en las obras del Mundial desde 2010. La cifra real es imposible de precisar. Contra toda la evidencia que suponen largas jornadas de trabajo bajo unas temperaturas de 40 grados desde mayo a septiembre, los organizadores argumentan que la cifra de fallecidos ha sido mínima (tres en accidentes laborales).

Un Informe de Amnistía Internacional afirma que “la población migrante sufrió abusos laborales y tuvo dificultades para cambiar de empleo libremente”, que “las restricciones a la libertad de expresión aumentaron en el periodo previo a la Copa Mundial de la FIFA 2022” y que “las mujeres y las personas LGBTQ continuaron sufriendo discriminación en la ley y en la práctica”.

Los jugadores de la selección alemana se taparon la boca durante la fotografía del equipo antes de su estreno en la Copa Mundial contra Japón el seleccionador Hansi Flick dijo que era “para transmitir el mensaje de que la FIFA está silenciando” a los equipos.

 

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