Por Nashaat Conde, Concept Designer en theleisureway.

El cerebro tiene una zona dedicada a la gestión del aprendizaje a través de las emociones: el sistema límbico. 

El sistema límbico es el juez que decide lo que merece la pena ser aprendido y lo que no.

Para nosotros, satisfacer emocionalmente a los consumidores es fundamental para que la experiencia tenga un calado que trascienda más allá del momento en el que disfrutan de nuestras intervenciones.

Crear espacios de ocio estimulantes que impacten directamente en las emociones de la gente, es la clave. Mediante un estudio pormenorizado de las necesidades de los usuarios, y un diseño personalizado, podemos ofrecer experiencias emocionales y por ende, inolvidables.

Por ello el lugar tiene que ser un contenedor de vida, que enganche al visitante, y deje grabado en un recuero en su memoria.

El cambio nos ofrece una oportunidad para rejuvenecer, reimaginar y reconectar con el valor del espacio y el lugar. Las personas somos seres curiosos y sociales, prosperamos con las interacciones. Tenemos que replantearnos cuál es el imán y la atracción del lugar.

¿Cómo podemos explorar esta oportunidad? 

Nuestra propia metodología, el “leisurethinking”, ofrece un enfoque único para entender y conectar con el ADN del lugar.

• Personas  –  la interacción humana da forma al espacio que diseñamos.

• Lugar – identificación con las necesidades orgánicas.

• Emoción – potenciar el compromiso y la autenticidad.

Para repensar el atractivo del lugar debemos explorar el proceso de regeneración: rebrotar, renovar y restaurar. El espacio debe ser emocionalmente valioso para la sociedad.

Se puede leer en Hi Retail, número de julio, página 19.