Diseñar un espacio singular para niños va mucho más allá de crear un elemento visualmente atractivo, es crear toda una experiencia social.
La apuesta por el ocio familiar es clave para lograr un ambiente lleno de vida, que amplíe la oferta del centro y ponga en valor las relaciones humanas.
Para garantizar el éxito de un espacio de juego, generamos un concepto sólido e integrado en la imagen del centro, que sea emblema de este y conecte con los valores locales y su comunidad. El diseño tiene en cuenta el valor lúdico para potenciar el juego y la socialización, generando experiencias positivas en los niños. Las soluciones constructivas deben ser de calidad óptima, garantizar la seguridad, durabilidad y fiabilidad, que también se asociará al centro.
El resultado es consecuencia del proceso de diseño y conceptualización. Un ejemplo en el que se refleja esta filosofía y forma de trabajar es Atanor, uno de nuestros últimos proyectos. Un espacio de juego para niños de todas las edades, que ha sido posible gracias a la colaboración activa entre Xogo, marca de Galopín especializada en diseño y ejecución de proyectos especiales, y el centro comercial El Ingenio.
La propuesta consiste en una torre de 13 metros de altura, que sirve como tótem y dota de valor al área de acceso. Nos inspiramos en los laboratorios de los alquimistas para generar una estética elegante y coherente con la imagen industrial corporativa. Para los niños es una experiencia única jugar a más de 10 metros de altura en una torre iluminada contra el cielo nocturno, y para el centro es un hito que llena de sorpresa a los visitantes y no deja indiferente.