Desde que las sucesivas crisis han hecho mella, con excesivo impacto en la economia, las rentas de los alquileres de los locales han entrado en una “tercera fase”.

Es decir, desde siempre porque los ciclos se repiten inexorablemente. Cada final de contrato o incluso antes, la renegociación se impone o y el resultado obligado, en muchos casos, acaba siendo rebajar las rentas. Así ocurrió durante la última crisis financiera y ha vuelto a sucedes por los efectos de la pandemia, aún no superada.

Ahora, dos sentencias obligan a reducir las rentas de los comercios ante las dificultades de movimientos de los clientes y, por consiguiente, el lógico descenso del cosnumo.

Renegociar: cancelar o rebajar

Una firma de moda infantil ha pelaado ante los tribunales para conseguir que se reconozca hasta el 75% de rebaja en una de sus tiendas y la Audiencia Provincial de Badajoz ha aplicado por primera vez la cláusula ‘rebus’.

La cláusula rebus sic stantibus permite la revisión de las obligaciones y contratos cuando, por circunstancias sobrevenidas, se ha roto el equilibrio económico del contrato y a una de las partes le resulta imposible o muy gravoso su cumplimiento.

Ya en el comienzo de la pandemia, durante 2020, con el comienzo de los confinamientos, muchos propietarios decidieron rebajar las rentas unilateralmente como un guiño con sus inquilinos entendendiendo las dificultades sobrevenidas. Otros miraron para otro lado y han preferido el litigio como fórmula para mantener sus posiciones.

Otros fallos judiciales han condenado a los arrendador a rebajar la renta y demás gastos a cargo del arrendatario en un 50%, aplicando además carácter retroactivo desde que se reclamó la rebaja.

Pero al mismo tiempo, otros profesionales de empresas que se enfrentan a alquilar sus locales o realquilar los que se quedan vacíos como consecuencia de una mayor rotación, nos aseguran que el año pasado -a pesar de la situación- ha sido de los mejores en mucho tiempo.