La historia humana –y con ella la historia social, económica, política y cultural– ya nos ha contado, en diversos contextos y siglos, que las crisis se pueden convertir en fortalezas pues son una oportunidad para una redefinición verdadera y honesta. Pero esta pandemia en concreto ha traído algo que nunca vislumbramos: sí, estamos unidos, pero nuestra unión es individual, estamos lejos de los nuestros, no nos podemos abrazar, amparar, no podemos salir y estamos encarcelados, como si de un atentado mundial a la libertad se tratara. Sí, nuestras puertas se cerraron, pero nuestras ventanas siguen abiertas para que suene música, creatividad, pensamientos y consciencia. Nuestras ventanas están abiertas para construir un “New Normal”.
Desde mi ventana ahora mismo veo muchas cosas, un regreso a lo que es celebrar en familia, celebrar la salud, el bienestar, el espíritu cívico, el conocimiento, la cultura, cuestiones ambientales, pero por encima de todo, la celebración de la libertad que temporalmente nos ha sido quitada. Desde mi ventana veo que las marcas, organizaciones y personas que están actuando en esta crisis, sin dar tregua a su creatividad, agilidad y responsabilidad social, se van a tornar desproporcionalmente más fuertes. Veo la creación de movimientos, ahora digitales, mañana presenciales. Veo la consolidación absoluta de la era digital y el surgimiento de nuevos servicios, nuevos artistas y de nuevas uniones entre marcas y organizaciones, que hasta ahora, si no fuera por este virus, nunca se habrían imaginado. Veo también el homenajear “lo que es nuestro” y una cooperación en toda regla entre grandes empresas y startups, así como a grandes industrias junto a pequeños productores.
No os lo voy a esconder, el paisaje desde mi ventana no es perfecto. El pronóstico del impacto de esta crisis no lo sabe realmente nadie. Pero una cosa es cierta, la forma en cómo las marcas y las empresas van a actuar, comunicar y cooperar ha cambiado ya, y llevarán ventaja aquellos que consigan ser ágiles y que, de una forma honesta, sean “human centric”. Tenemos un nuevo consumidor, ¿quién? ¡todos nosotros!
