A vueltas con las rentas

A vueltas con las rentas

Que las rentas de los locales están bajando de precio y que durante este año aceleran su ritmo decreciente es una realidad que no conviene negar para que sigamos mereciendo algo de respeto. Recientemente lo hemos apuntado o recogido y nos ha caído un vendaval de críticas por semejante osadía que, se nos decía, pone en peligro la subsistencia del sector.

Bueno, depende de a lo que denominemos el sector, si nos referimos a la reunión de unos cuantos corifeos en aquelarre para seguir viviendo de la pantomima, es verdad, hace tiempo que está acabado. Si, por el contrario, nos referimos al mundo del retail que siempre ha sido capaz de superar las peores crisis con innovación y adelantándose a su tiempo, no solo no está acabado, sino que demostrará su pujanza y fortaleza en un futuro inmediato, lo que, por otra parte, tampoco es una novedad, es una constante.

La crisis inmobiliaria y financiera de 2008 ya llevó a fuertes revisiones de los contratos de alquiler para encontrar fórmulas de subsistencia. A partir de aquel momento y en años sucesivos se vivió una tormenta “perfecta” de descuentos, en unos casos, mientras, en otros, se generaba una irremediable rotación de negocios y actividades. La consecuencia inmediata fue una reducción en la cuenta de resultados. Una leve recuperación del consumo y de la capacidad de gasto de las familias hizo presagiar la vuelta de los años dorados, pero el recorte en salarios acabó ocasionando, en torno a la mitad de la década de 2010 un nuevo retroceso a pesar de haberse alcanzado una cierta estabilidad.

En esas estábamos cuando la pandemia dejo sus efectos en una situación ya delicada que no acababa de mostrar con intensidad los beneficios de la recuperación. Así, durante este año caótico, los arrendamientos han vuelto a bajar con respecto al ejercicio anterior por encima del 7% y todavía parece poco para algunos analistas.

Otra consecuencia que ha vimos desde la crisis anterior y que ahora se ha intensificado es la comprobación del  cambio profundo en la composición de los negocios que ocupan los locales comerciales. Un análisis del cambio muestra en nuestras calles, antes eminentemente comerciales, menos oficinas de entidades bancarias y menos locales de moda, más cafeterías y restaurantes; aunque precisamente estos son los que más sufren por los efectos de la pandemia.

Los precios se desploman en las principales calles y desaparecen las secundarias con un efecto similar en los centros comerciales, con una evolución de los precios que dependerá del porcentaje de ocupación de locales en cada zona. Las áreas con ocupaciones altas, probablemente, iniciarán una senda de recuperación dentro de un año, pero el resto de ubicaciones seguirá en declive, especialmente los locales en pequeñas localidades.

En muchos locales habrá que echarle imaginación, crear espacios multiusos, flexibles y fáciles de cambiar la actividad, sin grandes ni pequeños gastos de implantación. Una gestión rápida, eficaz, inteligente. Habrá locales convertidos en viviendas, pisos que se utilizan como locales o como negocios y otras muchas novedades que ya estsán en marcha. La imaginación al poder.

 

 

 

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